Un escrito breve sobre la película "Estrellas en la tierra" pensando el sistema educativo, aprendizaje, experiencia educativa y enfoque situacional

 A continuación, en el presente escrito, hablaremos sobre la película “Estrellas en la tierra” o, en su idioma original, “Taare Zameen Par” (2007) e iremos articulando con diversos textos. Tocaremos los siguientes temas: el Enfoque contextualista/situacional en contraposición de los Enfoques Cognitivos Clásicos, hablaremos de la experiencia educativa y la afectación por el «psicologismo», entre otras cuestiones articulando cada uno de estos conceptos con la historia, desarrollo y paso por el sistema educativo, del personaje principal del film: Ishaan Awasthi.

Si nos remitimos al texto de Baquero Del experimento escolar a la experiencia educativa. La “transmisión” educativa desde una perspectiva psicológica situacional (2002) vemos que en las cuestiones relacionadas con el aprendizaje se ha tomado una matriz evolutiva de desarrollo único en el proceso de aprendizaje de los sujetos y se han naturalizado ciertas cuestiones como  las del alumno y sus procesos, el espacio escolar y sus prácticas, y las intervenciones psicoeducativas.  Esto es la cuestión «deshistorizada» que opera «sin ponderación por los aspectos situacionales» (Baquero 2002). Podemos decir que hay una perspectiva que busca universalizar al sujeto que aprende, es decir, igualando a todos y cada uno de ellos. Y si hubiera alguna diferencia en estos esta se tomará o se significará como un retraso o un desvío. Hay algo ahí en ese sujeto que aprende que no está del todo bien, que se escapa de esa comprensión universal (en el sentido de igualar a todos) de los procesos de aprendizaje. Y estas fallas, según Baquero, generalmente son entendidas como propios fracasos o deficiencias del niño y no del sistema o de las prácticas educativas. Esta es una perspectiva sustancialista que no comprende o no le compete las situaciones que cada sujeto-alumno pueda estar atravesando. “El discurso escolar suele atribuir a las condiciones de un buen contexto escolar el éxito de aprendizajes que en última instancia protagoniza el alumno, pero atribuye con más frecuencia a sus propiedades sustantivas en general deficitarias (coeficiente intelectual, inestabilidad emocional, pereza, etc.) su propio fracaso” (Baquero 2002).

En la película “Estrellas en la tierra” (2007) podemos ver a lo largo del film esto que Baquero habla. Ishaan Awasthi, el personaje principal, es un niño con «propiedades sustantivas en general deficitarias», presenta para sus maestras un «retraso», una «deficiencia». No presta atención, no puede concentrarse en lo que sucede dentro del aula, sus notas académicas van de mal en peor, le llaman la atención todo el tiempo, lo expulsan del aula, no logra resolver problemas matemáticos que sus compañeros sí pueden, su comprensión de textos  es «deficiente». Esto es comprendido tanto por sus maestros y directivos como por sus padres como estrictamente particular de Ishaan, pues es él quien “está mal” o “va mal”, es él quién “no logra encajar en las cuestiones educativas que pide y exige la institución”. Ishaan está en el aula, pero al mismo tiempo está más allá de ella: mira por la ventana un mundo verdaderamente asombroso que sí capta su atención. Cuando la maestra habla de verbos y sustantivos él está observando lo que sucede allí afuera, en ese mundo que lo rodea, ese mundo fuera del aula, ese mundo tan grande que no cabe en una clase de matemáticas. Él observa como un ave alimenta a sus crías. No quiere ir a la escuela, inventa notas falsas para faltar a clase y sale a recorrer el mundo, a “vagabundear” como le expresa a su hermano mayor. Y en ese recorrido por las calles descubre cosas que, aparentemente, como nos muestra o hace entender el film, son maravillosas. Ve la gente, ve helados que se derriten, gente que bebe agua y observa al detalle las cosas que pasan, las cosas que le pasan. Su concentración ahí no está limitada, sino que se expande a todo lo que sucede, a todo lo que le sucede. Experimenta el mundo que le rodea, que le acontece, que le sucede. Las tomas realizadas en la película nos hacen sentir esa conexión con lo minúsculo pero que se magnifica, como cuando ve a un hombre pintar y una sola gotita de pintura blanca cae en su mejilla y todo sucede en cámara lenta, en completa, podemos decir, conexión. Decimos experiencia entendida desde la siguiente perspectiva: “El sujeto de experiencia es un sujeto ex-puesto. Desde el punto de vista de la experiencia, lo importante no es ni la posición (nuestra manera de ponernos), ni la oposición (nuestra manera de oponernos), ni la im-posición (nuestra manera de imponernos), ni la pro-posición (nuestra manera de proponernos), sino la exposición, nuestra manera de ex-ponernos, con todo lo que eso tiene de vulnerabilidad y de riesgo. Por eso es incapaz de experiencia el que se pone, o se opone, o se impone, o se propone, pero no se ex-pone. Es incapaz de experiencia aquél a quien nada le pasa, a quien nada le acontece, a quien nada le sucede, a quien nada le llega, a quien nada le afecta, a quien nada le amenaza, a quien nada le hiere” (Larrosa 2003, p. 6). Pero ¿cómo traducir esto a la experiencia educativa? Ishaan se ve en una gran dificultad, al principio, en lograr experimentar lo que fuera del aula logra experimentar.

Aquí podemos volver a Baquero (2002) y hablar del giro contextualista/situacional y articularlo con Camean, S. y su texto La Psicología Genética: aportes necesarios, aunque no suficientes, para comprender los aprendizajes escolares (2014).

Camean nos habla de un aplicacionismo de la Teoría Genética en las prácticas educativas, en decir, teorías sobre el aprendizaje llevadas al contexto escolar. Y nos dice: “Esta situación implicó haber pensado durante décadas que la escuela era un contexto donde el niño desarrollaba su actividad operatoria, y que el rol del docente era crear condiciones para que los niños desplegaran su actividad intelectual (Camean 2014)”. Esto genera un «psicologismo» en la práctica educativa del contexto escolar. Y desde este punto el sujeto es entendido desde una perspectiva muy particular. Y aquí nos remitirnos a lo que Baquero llama “enfoque cognitivos clásicos” (Baquero 2002), donde el aprendizaje es entendido como un fenómeno centralmente individual y donde el contexto es entendido como un recipiente estable de los procesos individuales, entre otras características más de estos enfoques constructivistas clásicos. Desde estas líneas, las infancias son entendidas, podríamos decir, desde una manera muy lineal: el sujeto se sienta en el banco a aprender independientemente de toda su historia/situación/contexto. Está ahí para recibir información y para repetirla. Larrosa (2003) habla de que una de las características de la destrucción de la experiencia es la información. La información es contraria a la experiencia y dice: «No deja de ser curiosa la intercambiabilidad de los términos "información", "conocimiento" y "aprendizaje". Como si el conocimiento se diera bajo el modo de la información, y como si aprender no fuera otra cosa que adquirir y procesar información» (Larrosa 2003).

La experiencia es mucho más que la información acumulada. En la película vemos esta destrucción de la experiencia por la primacía de la información como sinónimo de conocimiento/aprendizaje. Hay una escena, cuando a Ishaan lo cambian de escuela y lo llevan al internado, uno de sus nuevos maestros lo hace sentar al frente con uno de los mejores alumnos de la clase. A este “mejor alumno” el maestro le pide que lea un poema y luego le dice a Ishaan que lo interprete, que hable del contenido de dicho poema. Ishaan se levanta del pupitre y comienza a hablar (verdaderamente había prestado atención al poema) y enuncia cuestiones enteramente profundas e interesantes captadas del poema, que al espectador de la película, como mínimo, lo interpela por la interpretación que realiza el niño. Pero es interrumpido por el maestro que se le ríe y dice “¿qué hablas de cuestiones de ser o no ser?” y los alumnos se burlan también. Luego, el profesor le pide a otro alumno que hable sobre el poema y este repite tal cual el contenido escuchado. El maestro lo felicita. Al finalizar la clase, su nuevo compañero de escuela y de pupitre, el “mejor alumno”, le dice: “efectivamente tu interpretación logró captar la esencia del poema, pero con este profesor exigente solo hay que repetir lo que él quiere que repitamos”. Esto es la destrucción de la experiencia y una práctica sin un enfoque situacional. Nadie, ninguno de los maestros, logró ver, en una primera instancia, en Ishaan unos ojos que miran asombrados el mundo que nos sucede sino solamente sus “deficiencias” a la hora, por ejemplo, de leer un texto en inglés y confundir palabras.


Bibliografía:

-       Baquero, R. (2002). Del experimento escolar a la experiencia educativa. La “transmisión” educativa desde una perspectiva psicológica situacional.

-    Camean, S. (2014) La Psicología Genética: aportes necesarios, aunque no suficientes, para comprender los aprendizajes escolares. UBA: Buenos Aires.

-       Larrosa, J. (2003). Experiencia y pasión. En La experiencia de la lectura. Estudios sobre literatura y formación. México. FCE.


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