La meditación de la pasa de uva (ejercicio de Mindfulness)

El ejercicio de meditación que utilicé en esta ocasión fue el de la meditación de la pasa de uva, aunque en lugar de una pasa de uva opté por un limón. Este ejercicio tuve que realizarlo como tarea obligatoria para una materia de la facultad, de la Lic. en Psicología, en la cual vimos Mindfulness. 

Las etapas o estructura de esta mediación son las siguientes:

- Respiración profunda antes de comenzar 

1- atención en el sentido de la vida

2- atención en el sentido del tacto

3- atención en el sentido del olfato

4- utilizar los labios para descubrir cambios en la textura/temperatura 

5- atención en el sentido del gusto, en esta ultima fase se come el alimento. 

- Respiración profunda para finalizar

Empecé con una breve serie de respiraciones medianamente profundas.

1. Mi experiencia fue la siguiente: en un principio, al tener el limón en mi mano derecha e intentar observarlo detalladamente me sentí algo tonto y mi mente se iba a otros lados "tengo que realizar la actividad y completar la entrega" o "ah, debería estar leyendo tal o cuál texto" o también "¿cuánto tiempo va a tardar esto?". Así que me decía en mi adentro mientras respiraba relajada y pausadamente: volvé a observar el limón, no solo mirarlo. Y los detalles empezaron a aparecer. Pronto descubrí que he visto tantos limones a lo largo de mi vida pero jamás supe cómo era uno verdaderamente, es decir, saber más de lo que todos sabemos: son una fruta y son amarillos. Al detenerme a observarlo profundamente empecé a descubrir a ese limón. Cierta serie de pensamientos empezaron a desvanecerse. 

2. Luego, cerré mis ojos y me concentré en el tacto del objeto/alimento. Otras sensaciones comenzaron a aparecer. Todo lo iba descubriendo aisladamente. Lo asombroso era que todo se me presentaba como si fuese la primera vez, una primera experiencia al conocer algo nuevo. No solo sentí, con los ojos cerrados, las diferentes texturas sino también sentí que era yo verdaderamente quien experimentaba las cosas. Me había "olvidado" (bueno, no olvidado, sino que ahora era solo el limón y yo) de las tareas y las lecturas y me sumergí en la experiencia sensorial que ahora mi sentido del tacto me ofrecía. 

3. Al cabo de un rato siguió la experiencia del olfato. Estas tres primeras etapas, como dije, se daban de manera aislada, pero poco a poco todo se iba articulando y unificando. Aquello que había observado con mis ojos y luego con el tacto y ahora con el olfato empezaba a hacerse una misma cosa en mí.

4. Luego apoyé levemente el alimento en los labios, la textura y la temperatura cambia notablemente. Las experiencias se ibas sucediendo ahora con mayor intensidad y con mayor articulación. 

5. No fue hasta la última etapa de la meditación, la de comer el alimento que todo se unificó profundamente. Claro, yo no comí el limón, pero no hizo falta. En esta última etapa, en lugar de comer el alimento, decidí observar, tocar y oler el limón y ese era el momento único. Ya no era el limón y yo sino el limón-yo. 

Finalizó el ejercicio y volví a realizar una serie de ejercicios de respiración. Me sentí relajado, conectado y maravillado: había observado un limón. Sus colores, su forma, su textura, sus aromas. Y supe que ese limón no es todos los limones. Fue una grata experiencia. Siento que podría aplicarla en momentos antes de rendir un parcial o final o antes de ir a dormir para lograr una profunda relajación y conexión con mi entorno. Y aumentar mis niveles de concentración y atención. 

Recomiendo este tipo de meditación a todos los que quieran experimentar una mayor conexión y concentración tanto así como una profunda relajación.